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lunes, 30 de julio de 2012

Políticos, políticos, políticos...



En 1905 se inauguró el nuevo edificio del Ayuntamiento de Laviana, para el cual evento fueron invitados a participar en un número extra de la revista "Laviana" algunos de los nombres ilustres del concejo, cual era el caso de Armando Palacio Valdés. Sin embargo, el texto que a continuación se reproduce pertenece a Maximiliano Arboleya, cuyas palabras parecen premonitorias para los tiempos que corren. Veámoslas.

"...el día menos pensado, suba por el Ayuntamiento, como subió ya por las escaleras de tantos Municipios, esa meretriz impúdica, a quien llamamos política los españoles. Y porque veo lo que en otras partes da de sí esa peste, donde quiera que posa su planta inmunda, por eso dirijo a la Virgen del Otero mis fervientes votos para que siempre los representantes del concejo de Laviana, sean administradores rectos de los intereses del pueblo, nunca lacayos envilecidos de los nefastos vividores políticos..."

viernes, 6 de julio de 2012

UNA CUESTIÓN DE HACHE A LA ESPAÑOLA

 

  Al parecer, en los tiempos que corren los ciudadanos españoles sienten "los colores" como algo propio, aunque sólo sea en aras del deporte. Cuando un país extiende su éxito fuera de sus fronteras y es reconocido en todo el mundo, hasta los separatistas se arriman a las llamas para recibir algo del calor del triunfo, haciendo gala de su propia hispanidad. Por cierto, si "españoles" deriva de "España" e "hispanidad" deriva también de "España", ¿por qué el primero no lleva hache y el segundo sí la lleva? Y ya que estamos, ¿por qué los anglosajones escriben "España" sin "e" (Spain)?
     Vayamos, como debe hacerse, al inicio de todo, al origen último de la palabra "España". Ésta deriva del fenicio "-spn-", al que se le suele añadir el sufijo "-ya" y el prefijo "i-", si bien este prefijo es discutido por algunos lingüistas. Existen otras teorías sobre el origen de la palabra en cuestión, pero ésta del fenicio es la más aceptada. El caso es que los fenicios llamaron a este país (incluida la actual Portugal) algo así como "Ispanya" o "Spanya", de la cual dualidad surgió la denominación anglosajona de "Spain". Pues bien, cuando los romanos tuvieron conocimiento de esta región, latinizaron el nombre fenicio convirtiéndolo en "Ispania"; ¿de dónde, entonces, salió la "h" de "hispanidad"? El asunto surgió cuando en época tardía los latino-hablantes trataron de corregir una tendencia lingüística: durante años la gente no sólo dejó de pronunciar la "h" (de hecho, nosotros no la pronunciamos), sino que tampoco la escribía. Surgió, entonces, la tendencia contraria, la de pronunciar la "h" con más fuerza para que no se perdiera, pero ocurrió lo inevitable: la ultracorrección; esto es, que la gente ponía la "h" en donde antes no la llevaba; por ejemplo, creían que en "Ispania" antes había una hache que dejaron de pronunciar y ahora pretendían restituirla sin darse cuenta de que nunca había existido. Como consecuencia, se comenzó a escribir "Hispania", de donde proviene la hache de los derivados que actualmente conocemos. Con el tiempo los lingüistas se percataron del error y fue subsanado con bastante posterioridad, aunque ya era tarde para ciertos casos.