Hace
ahora algo más de cuatro milenios, concretamente entre los años 2375 y 2345
antes de nuestra era, existió en lo que actualmente es Egipto un rey llamado
Unas. Como era costumbre desde hacía más de medio millar de años, los reyes se
construían una tumba durante su reinado; al principio eran mastabas, luego
pasaron a ser pirámides. Pues bien, este rey Unas fue el primero que mandó
grabar en las paredes interiores de su pirámide mortuoria lo que más tarde se
conocería como “Textos de las pirámides”, que no eran otra cosa que escenas que
explicaban mitos religiosos, trazando, de este modo, el desarrollo de la
religión egipcia desde la época predinástica. Ésta fue una tendencia que
copiaron los reyes futuros.
En las
inscripciones de estas tumbas los difuntos, los reyes son descritos con el
término “imakhu”, que viene a significar algo así como “el honrado por” o “el
que es provisto por”, refiriéndose al dios Osiris como el cuidador de estos
difuntos en la otra vida. Ahora bien, para ganarse este apelativo, de suma
importancia una vez muerto, quien lo deseara debía de cumplir con cierto
requisito imprescindible en esta vida, pues era ley moral en aquella sociedad
egipcia que las personas que poseían mayores y mejores bienes cuidaran de aquéllas
otras que eran consideradas socialmente desfavorecidas, los pobres
generalmente, como un padre cuida a los miembros de su familia.
Curiosamente,
durante esta época los reyes egipcios abandonaron las grandes construcciones
funerarias para construir otras más modestas [las grandes pirámides d elos
reyes Keops, Kefren y Mikerinos eran anteriores]. Y también curiosamente fue en
esta época en que se estableció al dios Ra como símbolo religioso unitario en
todo el territorio, a cuya altura se irá colocando poco a poco el dios Osiris.
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